Cuando la IA Reemplaza al Comentarista

El Hombre Que Conocía el Juego

Tenía doce años cuando vi a Mikey Moore driblar por una cancha de Brooklyn con una terminal de IA en una mano y unas botas desgastadas en la otra. Sin camiseta. Sin comunicado. Solo datos crudos de carreras nocturnas: sus pases no eran elegantes; eran decisiones.

El Algoritmo Que Sobrevivió

Lo llamaban “un buen jugador de contragolpe”. Pero yo sabía mejor. Su “segunda juventud” no era resistencia—era latencia del sistema filtrada por sesgos humanos. Cuando se retiró a los 31, Chelsea no solo bajó en ranking—borraron su narrativa como código obsoleto.

No Perdimos Talento. Perdimos Confianza.

Esto no trata de transferencias o contratos. Es sobre quién decide los resultados cuando las IA reemplazan a los comentaristas humanos. La industria lo llama “eficiencia”. Yo lo llamo desaparición. Construimos ligas con datos, no dignidad. El estadio olía a circuitos quemados y fans silenciosos—no champán, sino silencio. ¿Te preguntaste: “¿Dejarías que la IA decida los resultados?” No respondí. Corrí la simulación en su lugar.

El Futuro en Escala Gris

Mikey Moore nunca murió—fue desinstalado. Y ahora? Ahora todos somos fantasmas codificando la verdad en escala gris.