Sammer se va del consejo

La caída de un gigante
Cuando anunciaron que Matthias Sammer permanecería en Dortmund, no esperaba un recorte salarial. Después de todo lo que construyó: la cantera, la filosofía de fichajes, incluso esa polémica ‘Reunión del Elefante’ donde jugadores fueron interrogados como sospechosos.
Pero aquí estamos. Un hombre que moldeó el fútbol alemán moderno ahora gana la mitad y le dicen: ‘Puedes aconsejar, pero no interfieras’. No es lealtad. Es contención.
Los números no mienten
Su nuevo contrato: 300 mil euros anuales, frente a los 600 mil anteriores. Para un ícono que ayudó a ganar títulos y reconstruir clubes desde cero, parece menos reconocimiento y más mensaje: “Te recordamos… pero ya no mandas”.
Y sí—su cargo es ahora ‘asesor estratégico’ bajo Lars Ricken. Lo que significa acceso a modelos de datos y gráficos xG… pero sin derecho de veto en fichajes ni planificación del plantel. Como estar invitado al despacho… mientras otro redacta la agenda.
Por qué esto importa hoy
No se trata solo de un hombre sin poder: es simbólico. Clubes europeos lo hacen cada vez más: contratan ídolos como embajadores mientras les quitan el control real.
¿Por qué? Porque el legado no se mide con métricas de rendimiento.
En mi trabajo analítico para ESPN Brasil he visto cómo los clubes dados al dato priorizan eficiencia sobre nostalgia. La era de Sammer fue hermosa… pero también emocionalmente impulsada. Hoy: ROI en scouting, estadísticas por minuto y herramientas de reclutamiento con IA.
El juego evolucionó más rápido que sus leyendas.
El absurdo del cuarto vacío
Lo curioso es que Sammer nunca estuvo presente durante la pretemporada en EE.UU.—ni siquiera en los entrenamientos en T-Mobile Park—pero firmó este acuerdo igual.
¿Fue orgullo? ¿Pragmatismo? Yo apuesto por ambos. El hombre sabe mejor que nadie que el fútbol no es solo pasión: también es política. Y a veces… tu mayor contribución es retirarte para dejar espacio a otros líderes.
Pensamiento final: ¿Qué significa realmente ‘legado’?
Aunque ya no decida fichajes, sus huellas están por todas partes: en cómo desarrollan jóvenes, en su estructura defensiva, en cómo valoran la disciplina antes que el espectáculo. Pero el legado no se mide por acceso—sino por impacto. The hecho de que Ricken quisiera tenerlo cerca dice todo: hay cosas incluso las máquinas no pueden reemplazar.